viernes, 30 de mayo de 2008

Por si la recua

SIETE ANOTACIONES, POR SI LA RECUA
(Texto leído durante la presentación del libro Por si la Recua, de Dora Moro)

1. Si el futuro nos agarra sin confesar seamos sinceros, hace cuánto que la poesía mexicana se ha convertido en una trinchera dominada por tres o cuatro cánones literarios; te clasifican así: alumno de un alumno de Paz; alumno de un alumno de Deniz; alumno de un alumno de Milán; alumno de un alumno de Bolaño a Mario Santiago (e incluso amigo o conocido de éstos). Luego ya saben, los premios, los jurados, los amigos.

2. Por eso resulta un acontecimiento que de vez en cuando encontremos a una poeta –son más frecuentes las mujeres- que ande por ahí, con su librito en mano –como si fuera una sartén o un teléfono celular- cantando alegremente algunos de sus lapsos personales que se convierten (ojo) en cantos de muchas otras por ciertas coincidencias temáticas, por ciertas coincidencias generacionales, por ciertos dolores y padecimientos sociales.

3. A últimas fechas, la poesía escrita por mujeres ha encontrado cierto respeto que la escrita por hombres ha perdido: la mujer está más preocupada por su entorno social, por su entorno particular que la poesía masculina.

4. Explico: hace rato que poetas mexicanos han dejado de ocuparse de la economía o el petróleo, de las elecciones o el hambre. Hace rato, entonces, que estos temas son más bien parte de una poética femenina de los últimos días. ¿Qué nos pasa? Me pregunto, acaso los que escribimos poesía nos hemos olvidado de un entorno cada vez más avasallante por adentrarnos en la otredad de nuestro más profundo yo, en nuestro ego poético. ¿Y los demás?, vale la pena preguntarse.

5. A mitad de ese camino están ahora muchas de nuestras poetas mujeres. En medio de una sociedad a la deriva. Son ellas, es evidente, las que a pesar de la modernidad son brújula y leña para quemar el azogue de una casa. Son las que cantan, al uso de los antiguos bardos, las historias de los navíos que naufragan o los héroes que derrotan gigantes día con día.

6. Manejar con la diestra y la siniestra maldiciendo.
Madrugar al noticiario por si la crisis,
hablar dos idiomas por si el euro,
por si la recua y el mitin andarse en atajos.
Por si mañana el afore,
por el sida,
por si la bolsa,
por los difuntos.
Alumbrar la sombra por si el secuestro,
guardar amuletos por la de malas,
cambiarnos el nombre si nos acosan.
Y por si el hambre arrecia
a misa el domingo
a misa el domingo.

-Dice Dora, en Decreto Tercer Milenio-

7. Quería cerrar las siete anotaciones así: ¿será una mujer la salvadora de este mundo o nos llevarán a la perdición como al pobre Adán aquella voluptuosa y pecaminosa Eva? Ay se las dejo, por si la recua.



Esaú Hernández

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