jueves, 17 de enero de 2008

Fragmento de Cuadrilla: Agustín Santa Cruz

Nieto de Francisco Santa Cruz, gobernador de Colima y constructor del centenario Teatro Hidalgo, Agustín Santa Cruz es una de esas piezas que han sido poco valoradas y menos difundidas en la literatura colimense. Su temprana y sorpresiva muerte, la imposibilidad de que su obra fuese editada -regada en suplementos culturales y revistas de varias partes del país- y la poca valoración que se ha hecho de sus textos, lo han convertido en una leyenda negra de la literatura colimense. Hará casi diez años, cuando Ada Aurora Sánchez y Marco Jáuregui, terminaron Terrena Cruz, Vida y Obra de Agustín Santa Cruz y desde entonces poco o nada se ha dicho del también primo hermano de Alfonso Michel. La obra de Santa Cruz puede considerarse rupturista en medio de la siempre tradicional poesía colimense. Releo ahora el libro de Ada Aurora y Marco. Me encuentro de pronto con esto:

De la nariz le salía un líquido negruzco y fétido, ya el estómago comenzaba a hinchársele por la descomposición rápida del trópico.
(...) Por la vía cercana pasó el tren de los millonarios, con todas las cortinas bajas.
Chirrió el armón sobre la vía, empujado por los peones rumbo al trabajo.
Salió el sol y comenzó la diaria tarea de matar a los hombres y a las cosas.

(Fragmento del cuento Cuadrilla, de Agustín Santa Cruz)

miércoles, 16 de enero de 2008

Rogelio Guedea: Oficio. Leer

(El miércoles 23 de enero será presentado Para/Caídas, la más reciente publicación del escritor Rogelio Guedea, en el Patio Central de Palacio de Gobierno. Aquí se extiende una invitación.
Entre otras cosas, Rogelio Guedea publicará en próximas fechas otro texto en Aldus Poesía en conjunto con la Universidad de Colima y la Secretaría de Cultura, Oficio.Leer, que incluye decenas de reflexiones sobre los libros, el oficio de escritor y el oficio del lector. Aquí un adelanto de esa obra, que será presentada en Colima hacia el mes de Abril; y, como se sabe, la editorial Random House Mondadori publicará su novela Conducir un tráiler, que debutará en sociedad en la FIL 2008.)

El personaje García Madero, de la novela Los detectives salvajes del escritor Roberto Bolaño, a quien conocí una tarde lluviosa a las afueras de la Casa de América, en Madrid, roba libros. Pero no roba los libros que él desearía, dice, sino los que le brinda la oportunidad. Esta furia lectiva es la que extraño en muchos lectores de fin de semana, que buscan cualquier pretexto para no leer. Si el escritor es húngaro, porque es húngaro. Si la novela es rosa, porque es rosa. Si los personajes son bisexuales, porque son bisexuales. Hay lectores que, incluso, justifican
su rechazo al grosor del libro. Son demasiadas páginas, dicen, achacándole al escritor defectos estilísticos y otras babadas. A mí no me interesa el objeto amado sino amar, parece decirnos García Madero, personaje de Roberto Bolaño, a quien conociera una tarde lluviosa a las afueras de la Casa de América, en Madrid. Es una buena idea para llevarse a la cama.