viernes, 27 de julio de 2007

estamos locos

Su nombre es Valentín
tiene 19 años
no ve bien
fue invadido por una toxoplasmosis
dormía rodeado de gatos
se lo tragó el asombro
leyó a Rafael Ramírez Heredia
"otra vez el santo"
se echará un round
sin límite de tiempo
contra las letras
pronto
.
cuerda

martes, 24 de julio de 2007

Amor, Eduardo Lizalde

Aman los puercos.
No puede haber más excelente prueba
de que el amor
no es cosa tan extraordinaria.

(Según la Wikipedia, Eduardo Lizalde Chávez comenzó a publicar poemas a los 18 años, en 1948, en el diario El Universal. Después publicó su primer libro de poemas a los 27 años de edad, titulado La mala hora. Antes había estudiado brevemente la Escuela Superior de Música y después la carrera de Letras en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
En 1955 comenzó su militancia en el Partido Comunista Mexicano pero fue expulsado de él a principios de los años 60, junto a José Revueltas por ser demasiado crítico de sus propuestas. Después, junto con el mismo Revueltas, fundó la Liga Espartaco, movimiento socialista alternativo del que pronto se desencantaron ambos.
Por esas mismas fechas, al lado de Enrique González Rojo y Marco Antonio Montes de Oca, fundó el Poeticismo, una fallida corriente literaria, que el propio Lizalde desmenuza y critica severamente en su libro Autobiografía de un fracaso. Ahí afirma que esta corriente consistía en hacer poemas "con originalidad, claridad, y complejidad", una contradicción que lo llevaría a reflexionar que en realidad "no era nada".
Lizalde es conocido como El Tigre, por la aparición de recurrente de este animal en su obra poética, influenciado por la poesía de Blake pero también por sus lecturas cuendo niño de las historias de Salgari y Kipling.)

Bajo Cero, Francisco Hernández

En los pensamiento del suicida hay un vacío
que sólo se llena con temperaturas bajo cero.
Los pensamientos del suicida no son rápidos
ni brumosos: únicamente son fríos.

La mente no está en blanco: está congelada.
Aparece, con filo de navaja, una sensación de
tranquilidad que se presiente interminable.

Con el cerebro convertido en iceberg nada se
recuerda. Ni la piel más querida, ni el nombre
de los hijos, ni los abrasamientos de la poesía.

El suicida es la viva imagen de la soledad.
Nadie acude a ese trozo de hielo que una bala
cruza de polo a polo.

Aun en los trópicos, cuando alguien se suicida,
comienza tristemente a nevar.


(Francisco Hernández es chiapaneco. Nació en San Andrés Tuxtla hacia 1946. Según el texto Dos Siglos de Poesía Mexicana, Del XIX al Fin del Milenio: Una Antología, de Juan Domingo Argüelles, editado por Océano, el poeta es uno de los que han contribuido a la renovación del lenguaje poético mexicano. Este poema, en especial, es -como dice- frigorífico).