viernes, 7 de septiembre de 2007

De los Orígenes, Leo Mendoza

Y cuando Zeus se presentó ante Pasífae con toda la majestad de sus atributos olímpicos, ella, como Leda, lo rechazó. Sus ojos, su mirada, su cuerpo, su piel y su memoria aún recordaban a aquel gran toro blanco, el toro de Minos, el padre del Minotauro, y las caricias y los juegos a los que fue sometida cuando, con la ayuda de Dédalo, sedujo a la bestia con una piel de ternera. Dicen que así nació el toreo: con la lascivia y la pasión de una mujer y el odio de un Dios en las entrañas.

(Texto de Leo Mendoza, proemio incluído en la Antología La Puerta de los Sustos, Panorámica del Cuento Taurino Contemporáneo. Editado por Ficticia (http://www.ficticia.com/) y por la casa Osborne)

miércoles, 5 de septiembre de 2007

El Libro Verde del Che


Debo confesar que el Che Guevara no es un personaje que haya llamado mucho mi atención, lo he estudiado poco y cada día que pasa, por infortunios compartidos entre la economía mundial, la globalización y las sociedades de información, ese médico argentino se ha convertido en un producto más del mercado. El Che es una marca que vende mucho: él mismo (si las divinidades nos permiten revivirlo) estaría avergonzado de ver rendir a su nombre tantos réditos económicos; pero esos réditos son nada, para un revolucionario invadido por el asma, muerto y cercenado brutalmente por cobardes, que vería ahora con lástima qué es de su rebelde nombre y sus aferrados pensamientos.

La víspera, Paco Ignacio Taibo II, biógrafo mexicano del Che, presentó con la firma Océano "El Libro Verde del Che". El documento, encontrado con los diarios que aglutinaron los ideales revolucionarios de Guevara, contiene poemas sociales de cuatro poetas hispanoamericanos: Pablo Neruda, León Felipe, Nicolás Guillén y César Vallejo. Textos de estos poetas guardó el Che con receló durante su estancia en Bolivia donde fue muerto, lugar donde la arrancaron las manos y dejaron su cuerpo en medio del olvido, con los ojos abiertos.

No sé cómo tomar el nuevo libro. Se puede hacer un retrato poético con la selección hecha por el Che -eso es seguro- pero engordaremos las cuentas de Océano. No sé si el Che se ponga contento, pues, como cantó Neruda: "le cortaron las manos pero aún sigue golpeando con ellas".