De los Orígenes, Leo Mendoza
Y cuando Zeus se presentó ante Pasífae con toda la majestad de sus atributos olímpicos, ella, como Leda, lo rechazó. Sus ojos, su mirada, su cuerpo, su piel y su memoria aún recordaban a aquel gran toro blanco, el toro de Minos, el padre del Minotauro, y las caricias y los juegos a los que fue sometida cuando, con la ayuda de Dédalo, sedujo a la bestia con una piel de ternera. Dicen que así nació el toreo: con la lascivia y la pasión de una mujer y el odio de un Dios en las entrañas.
(Texto de Leo Mendoza, proemio incluído en la Antología La Puerta de los Sustos, Panorámica del Cuento Taurino Contemporáneo. Editado por Ficticia (http://www.ficticia.com/) y por la casa Osborne)
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