viernes, 25 de mayo de 2007

Cucharas

Cuando era niño
me lanzabas cucharas
pensando en que sólo así
alcanzaríamos el destino
que Dios tenía para nosotros

Hoy escribo:
no fui torero
ni militar ni bombero
hasta podría decir que los sueños siguen intactos

(Ojalá así estuvieran tus senos)

Ojalá y en tu pecho izquierdo
Dios no hubiera depositado su ira,
tu esperanza de mejores tiempos

Cecilia y yo daríamos cualquier cosa
para evitarte el llanto
apostaríamos al Diablo tu alegría
o tus sonrisas
Yo le jugaría una ruleta rusa
a cambio de dejarte aquí,
con nosotros
para quitarle otro dolor de la espalda a la abuela Esther

Si la abuela Juana no hubiera muerto de cáncer
ella estaría contigo
te diría con su voz ceniza
que me duele el estómago
o que me lloran los ojos
como brasa

Cecilia y yo seguiríamos comiendo canicas

Me subiría a la chiva de nuevo
y evitaría perder el labio

es cierto Mamá
cuando nos tirabas cucharas a la espalda
lastimamos tu brazo
y sin querer
te sembramos esa semilla
que lloramos por ti

(En la sala de espera)

4 comentarios:

mia dijo...

Algo en común de nuestras histotias...
Me deja llorando Tirando cucharas,la abuela Juana!
Adelante!
Mía

Esaú Hernández dijo...

Hola Mía. Sí, la vida -aunque sue a cliché- siempre nos depara coincidencias y dolores. Un saludo. Gracias por tu comentario.

Anónimo dijo...

Chéri, lo superará. ¡Animo! Ella te necesita bien, sin tristezas, con toda tu alegría y tus ganas de salir adelante. No te derrumbes ahora. Un abrazo.

Malinche dijo...

sin palabras...
estamos, aunque no estemos
lo que se te ofrezca de todo corazón..