Jouni Inkala*: La compañía de los santos
Iba yo a ponerme a escribir un poema
largo, en el cual se divisan dentro de ti
los prados de Irlanda, verdes como el mar,
y los altozanos, pisados, completamente investigados
por Joyce y Heaner. Pero la idea
de que el teléfono sonara traería el poema a la vida,
al cuarto, o el recibo de la luz caería
sobre las rayas de la alfombra vestibular,
sobre las despedidas borradas por tantas plantas de pies
lo impidió. No obstante todo es música y poesía,
la espera de la hermana. El más eterno tema
cavado en la mente, ondeando allá. El cielo
nublado, gris de hierro, como estrofa
perdida de los poemas tardíos de Ajmatóva,
a los que la memoria de nadie puede alcanzar.
Llena de vida que se lleva todo volando,
allá lejos, sobre el bosque de abetos.
Confusamente, como el pelo despeinado de Brodsky.
El viento, las ramas. Todo el enigma que se queda
igual, sólo un poco, apenas
sin cambiar de lugar.
(Del cuaderno de poesía Pyhien seura, 1996)
(Traducción de Jukka Koskelainen y Tarja Roinilla, con la participación de Coral Bracho y David Huerta).
*(Poeta de las asociaciones, finlandés, en el prólogo de Habla la Luz con voz de corneja (poesía finlandesa actual) se dice de él que sus textos nacen en medio de confusiones y orígenes tan dispersos como el de las muñecas rusas)
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