jueves, 17 de mayo de 2007

Jouni Inkala*: La compañía de los santos

Iba yo a ponerme a escribir un poema

largo, en el cual se divisan dentro de ti

los prados de Irlanda, verdes como el mar,

y los altozanos, pisados, completamente investigados

por Joyce y Heaner. Pero la idea

de que el teléfono sonara traería el poema a la vida,

al cuarto, o el recibo de la luz caería

sobre las rayas de la alfombra vestibular,

sobre las despedidas borradas por tantas plantas de pies

lo impidió. No obstante todo es música y poesía,

la espera de la hermana. El más eterno tema

cavado en la mente, ondeando allá. El cielo

nublado, gris de hierro, como estrofa

perdida de los poemas tardíos de Ajmatóva,

a los que la memoria de nadie puede alcanzar.

Llena de vida que se lleva todo volando,

allá lejos, sobre el bosque de abetos.

Confusamente, como el pelo despeinado de Brodsky.

El viento, las ramas. Todo el enigma que se queda

igual, sólo un poco, apenas

sin cambiar de lugar.




(Del cuaderno de poesía Pyhien seura, 1996)

(Traducción de Jukka Koskelainen y Tarja Roinilla, con la participación de Coral Bracho y David Huerta).




*(Poeta de las asociaciones, finlandés, en el prólogo de Habla la Luz con voz de corneja (poesía finlandesa actual) se dice de él que sus textos nacen en medio de confusiones y orígenes tan dispersos como el de las muñecas rusas)

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