lunes, 8 de enero de 2007

chicotemido

Las primeras dudas me asaltan. Llegué a mi nuevo empleo y, como si fuera una premonición, descubrí que soy innecesario pues aún no tengo oficina o bien que mi trabajo no requiere de una (prefiero pensar lo último). Luego, me puse a pensar qué hace o qué debe hacer un promotor cultural, qué debe decir o dejar de hacer el coordinador de Desarrollo Cultural Juvenil (qué bonito nombre) para complacer a su jefe, a los creadores, a los promotores, a los intermediarios, a los coyotes y a toda la fauna que se mueve en torno a la cultura. Vaya, estoy en un dilema.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Animo, chéri, los cambios son desconcertantes, pero todo se resolverá satisfactoriamente para ti. Y dale un amable adiós a la incertidumbre, sólo estorba. Un abrazo.