jueves, 10 de agosto de 2006

Un BeSo A la DurMieNtE

No siempre despierta
con un beso la durmiente

A veces hay que hacer bailar a un brontosauro
o tejer ruidos con las sábanas
o gritar que afuera
en la ventana
hay una araña negra
deseando que la noche sea eterna
y que ella, la durmiente, sea una mosca

A veces deberíamos cantar como Sabina
o gritar trozos de alma como José Alfredo
o extender los brazos como Chabela y llorar, llorar
o mirar el parto de la tempestad como Chumacero
o abrirnos como se abre el futuro ante el tiempo

No siempre despierta
con un beso la durmiente

A veces hay que cantarle el Ultimo Tango en Paris
o recitarle el Monólogo del Viudo
o ir caminando por allí con rostro de Walking Around

En ocasiones
es bueno llamarle por teléfono
y rezarle:
el pecho me quema
es tan tarde
y la noche no acaba
si pudiera dormir

¿qué haces?
Mato el tiempo

Entonces sabríamos que los cables también tienen sentimientos
los miraríamos retorcerse en medio de nuestra plegaria nocturna
y las bocinas se abrirían como un templo
y por allí pasarían
el tiempo
Sabina
José Alfredo
el agua loca
Chabela
Chumacero
Neruda y Ulalume

Y tú, despertarías
Y yo, aprendería al fin que

No siempre despierta
con un beso la durmiente