jueves, 30 de abril de 2009

A la opinión pública:

Durante los últimos días, el periódico Diario de Colima ha venido publicando notas periodísticas y comentarios editoriales acerca del libro “Sin Red ni Salvavidas”, editado por la Secretaría de Cultura del Estado de Colima en el marco del Mes Colimense de la Lectura y el Libro y antologado por los poetas Rocío Cerón y Rodrigo Castillo, editores de El Billar de Lucrecia. Al respecto me permito hacer las siguientes aclaraciones:

1. Rechazo tajantemente que el libro haya sido distribuido entre estudiantes de quinto y sexto grado de educación primaria como falsamente ha afirmado este medio, pues ni la Secretaría de Cultura ni la Coordinación Estatal de Fomento a la Lectura, a mi cargo, han realizado evento alguno en escuelas públicas, salvo seis talleres de ciencia para niños en los que no fueron distribuidos libros. Las escuelas referidas son: Escuela Artículo 3º Constitucional, en Zacualpan; Escuela General Emiliano Zapata, en El Cóbano; Escuela Profesor Lorenzo Villa Rivera, en Villa de Álvarez; y Escuela Profesor Daniel Delgadillo, en Cardona.

2. Por lo tanto, son falsas las acusaciones de este medio y algunos de sus editorialistas y reporteros, pues han insistido y mentido reiteradamente al decir que el libro fue obsequiado a niños de quinto y sexto grado de escuelas primarias. Sostengo que el libro ha sido entregado a jóvenes que participaron en eventos organizados durante el Mes de la Lectura así como obsequiado, casa por casa, con el cuidado de señalar que se trata de una lectura apropiada para adolescentes y adultos.

3. Mienten también, porque en ningún caso, en las notas en que hacen alusión a padres de familia que se quejan mencionan nombres. No los mencionan porque no los tienen, porque sus afirmaciones son falsas. No los tienen ni los refieren, porque han intentado escudarse en el término periodístico de la “fuente reservada” para difamar a la institución en que orgullosamente trabajo y de paso a su titular, Rubén Pérez Anguiano y a mi persona. Recurren a la mentira porque no poseen mejor arma: los argumentos los han perdido, no saben debatir y saben que cargan con años y años de desprestigio en sus espaldas. Que les crea quien no los conozca.

4. La naturaleza del libro “Sin Red ni Salvavidas” es eminentemente juvenil. El libro reúne textos de jóvenes escritores del continente americano que cuentan ya con un amplio recorrido en sus países e incluso internacionalmente. Muchos de sus poemas han sido traducidos a diversas lenguas y la única pretensión de la Coordinación de Fomento a la Lectura y la propia Secretaría de Cultura fue la de ofrecer a los jóvenes una perspectiva de los registros poéticos y pensamientos de sus pares en el continente americano. Dudas, pensamientos, circunstancias y temas que pertenecen a una misma generación; que no tendrían por qué resultar ofensivas a las instituciones. Cuestionamientos que se repiten cíclicamente en la historia universal y en el desarrollo del arte y la literatura, temas que siempre, como ahora, han motivado reacciones ofensivas y virulentas en su contra.

Y me permito hacer las siguientes afirmaciones:

5. Respecto a la obscenidad y la pornografía de la que tanto hablan sin enjugarse la boca me permitiré citar a Mario Benedetti (en Sobre Artes y Oficios. Editorial Alfa. Montevideo, Uruguay. 1968): “Las acusaciones de obscenidad… han alcanzado a autores de todos los tiempos, climas y lugares, y casi nunca apuntan a los auténticos pornógrafos, especie que, por supuesto, existe, aunque raras veces sea molestada por los censores. Estos han preferido ocuparse, a través de los siglos, de pornógrafos tan apócrifos como Platón, Aristófanes, Aretino, Cátulo, Ovidio, Rabelais, Shakespeare, Pepys, Mark Twain, Swinburne, Baudelaire, Shaw, Frank Harris, Lawrence, Joyce, Henry Miller”. Con el tiempo, dice Benedetti, “el arte triunfa sobre la censura”.

6. La crítica de los editorialistas del Diario de Colima sólo demuestra su intención de erigirse en censores del pensamiento; es una nueva intentona de recuperar el control que han perdido de las instituciones culturales y de sus recursos, que tanto añoran y extrañan; es una muestra más de que representan un peso, un plomo, en contra del crecimiento de la cultura en nuestra entidad; es el reflejo de la desesperación y el odio que el polvo que consumen a diario les ha dejado en la cabeza, en el estómago, en el corazón.

7. Pero su censura obedece solamente a lo lastimados que se sienten por no ser ellos los publicados en este libro o en cualquier otro libro; se sienten ofendidos porque no se les “toma en cuenta”. “Vacas sagradas” que son, han comenzado a urdir una campaña en contra de todo: del viento, del aire, de la palabra; su conciencia y su conveniencia se siente ofendida.

8. Qué calidad humana puede tener alguien que, como Sergio Briceño, escribe en el libro Transe (editado por la Secretaría de Cultura en 2005 con recursos del Fondo Juvenil con Québec): “Dios hizo a la mujer semejante a un depósito/ Igual que urna de paso/ Y si observas verás/ entre sus piernas/ lugar para llenar/… La mujer es de todos/ Y ay de aquella (sic)/ que no se entregue un día/ por unos cuantos lujos/ al obelisco del gandul/… Llámala puta o safia/ Llámala madre hermana/ amante hija”… Con qué cara vienen a criticar los versos de Washington Cucurto, Monserrat Álvarez y Pedro Montealegre, sacándolos de su contexto y de la realidad del poema. Perversos e ignorantes que son, intentan acomodar las palabras a su gusto. La trampa los delata; el odio los arrastra. La distancia y la historia nos juzgará a cada cual y cada cual tendrá su lugar. Si no, al tiempo.

9. La doble moral de los críticos al libro, los ha llevado a recurrir a la opinión de miembros de la Iglesia. Esas opiniones son respetadas por su servidor. Pero vale la pena preguntarse qué habrán sentido estos “críticos” cuando pisaron el templo y antes dijeron: “Los dioses me han mostrado/ su existencia/ Lo afirman el vino en mi garganta/ y la múltiple voz/ que me aconseja” o cuando asentaron: “agitador de las calderas/ removedor de pócimas/ custodio del Elíxir/ Cuando los ángeles cayeron/ para buscar placer entre las hembras/ y se escuchaba/ en los camastros/ el batir de sus plumas/ Cuando la densa soberbia confundió a Luzbel y Eva se negó a multiplicarse/ Cuando aquello que aferraba a Lot/ era una mano de sal/ yo estaba despierto/ en un salón/ junto a la hoguera/ vestía un traje negro y una corona con sapos de zafiro”. Sus versos, sus palabras, los retratan como son. No hay más.

10. San Pablo, en su Epístola a los Romanos (cap. 14, vers. 14) dice: “Yo sé y estoy seguro en el Señor Jesús, (que) ninguna cosa es inmunda de por sí, solamente lo es para quien la considera inmunda”. Que así sea.


Josué Esaú Hernández Vargas
Coordinador Estatal de Fomento a la Lectura

1 comentario:

Luis Fernando Mayoral dijo...

Esausito: dale duro a La Briseña pero también al vago de Coello. Ahora sirve de comparsa del clan de Los Verónicos, y no se inmuta en formar un trío inmoral.