Cuando era niño
me lanzabas cucharas
pensando en que sólo así
alcanzaríamos el destino
que Dios tenía para nosotros
Hoy escribo:
no fui torero
ni militar ni bombero
hasta podría decir que los sueños siguen intactos
(Ojalá así estuvieran tus senos)
Ojalá y en tu pecho izquierdo
Dios no hubiera depositado su ira,
tu esperanza de mejores tiempos
Cecilia y yo daríamos cualquier cosa
para evitarte el llanto
apostaríamos al Diablo tu alegría
o tus sonrisas
Yo le jugaría una ruleta rusa
a cambio de dejarte aquí,
con nosotros
para quitarle otro dolor de la espalda a la abuela Esther
Si la abuela Juana no hubiera muerto de cáncer
ella estaría contigo
te diría con su voz ceniza
que me duele el estómago
o que me lloran los ojos
como brasa
Cecilia y yo seguiríamos comiendo canicas
Me subiría a la chiva de nuevo
y evitaría perder el labio
es cierto Mamá
cuando nos tirabas cucharas a la espalda
lastimamos tu brazo
y sin querer
te sembramos esa semilla
que lloramos por ti
(En la sala de espera)
Salí de la última función a las calles vacías. el esqueleto pasó junto a mí, temblando, colgado del asta de un camión de la basura... (Roberto Bolaño, La Universidad Desconocida)// En la calle veo a tres tipos bajo el sol, de pie, hablando tranquilamente, de pronto uno de ellos se dobla de dolor, golpea el aire con sus dedos y con un cerillo se quema la mano y enciende su trasero (Jack Kerouac, Coro 64, Orizaba 210)///
viernes, 25 de mayo de 2007
jueves, 24 de mayo de 2007
La Apuesta: Dora Moro
El próximo 16 de junio (creo que es sábado) la escritora tapatía Dora Moro (representante de México en el Festival Internacional de Poesía en Chile) presentará en Colima su poemario La Apuesta editado por la firma Alforja -que es una canasta donde se ha dado voz a la novel poesía mexicana e internacional-. He aquí una muestra del nuevo libro de Dora, que además, por esos días impartirá un taller de metáfora a quince jóvenes escritores (si tienen dudas o ganas de participar pasen conmigo a la Secretaría de Cultura o mándenme un correo). Ahí les dejo:
Me surgió de a queso
de a revólver
a ver quién se avienta primero.
No encontraba el momento del gallo gallina
de la media vuelta.
La gente ardía candelaria,
me tronaba botellas en el cráneo
y ni con quién apostarle,
ni un valiente de ruletita rusa
me quedé parado, ahí,
en medio de un siglo,
contando el parke, frustrada la maniobra.
Pregunté por el adversario
algo me dijo:
eres hombre muerto.
Me surgió de a queso
de a revólver
a ver quién se avienta primero.
No encontraba el momento del gallo gallina
de la media vuelta.
La gente ardía candelaria,
me tronaba botellas en el cráneo
y ni con quién apostarle,
ni un valiente de ruletita rusa
me quedé parado, ahí,
en medio de un siglo,
contando el parke, frustrada la maniobra.
Pregunté por el adversario
algo me dijo:
eres hombre muerto.