Cuando era niño
me lanzabas cucharas
pensando en que sólo así
alcanzaríamos el destino
que Dios tenía para nosotros
Hoy escribo:
no fui torero
ni militar ni bombero
hasta podría decir que los sueños siguen intactos
(Ojalá así estuvieran tus senos)
Ojalá y en tu pecho izquierdo
Dios no hubiera depositado su ira,
tu esperanza de mejores tiempos
Cecilia y yo daríamos cualquier cosa
para evitarte el llanto
apostaríamos al Diablo tu alegría
o tus sonrisas
Yo le jugaría una ruleta rusa
a cambio de dejarte aquí,
con nosotros
para quitarle otro dolor de la espalda a la abuela Esther
Si la abuela Juana no hubiera muerto de cáncer
ella estaría contigo
te diría con su voz ceniza
que me duele el estómago
o que me lloran los ojos
como brasa
Cecilia y yo seguiríamos comiendo canicas
Me subiría a la chiva de nuevo
y evitaría perder el labio
es cierto Mamá
cuando nos tirabas cucharas a la espalda
lastimamos tu brazo
y sin querer
te sembramos esa semilla
que lloramos por ti
(En la sala de espera)
Algo en común de nuestras histotias...
ResponderBorrarMe deja llorando Tirando cucharas,la abuela Juana!
Adelante!
Mía
Hola Mía. Sí, la vida -aunque sue a cliché- siempre nos depara coincidencias y dolores. Un saludo. Gracias por tu comentario.
ResponderBorrarChéri, lo superará. ¡Animo! Ella te necesita bien, sin tristezas, con toda tu alegría y tus ganas de salir adelante. No te derrumbes ahora. Un abrazo.
ResponderBorrarsin palabras...
ResponderBorrarestamos, aunque no estemos
lo que se te ofrezca de todo corazón..