Salí de la última función a las calles vacías. el esqueleto pasó junto a mí, temblando, colgado del asta de un camión de la basura... (Roberto Bolaño, La Universidad Desconocida)// En la calle veo a tres tipos bajo el sol, de pie, hablando tranquilamente, de pronto uno de ellos se dobla de dolor, golpea el aire con sus dedos y con un cerillo se quema la mano y enciende su trasero (Jack Kerouac, Coro 64, Orizaba 210)///
jueves, 12 de julio de 2007
Un, dos, tres delincuentes
Ayer México perdió tres por cero con Argentina, en la Copa América. Hace un año, dos por uno en la Copa del Mundo. Además de la derrota, coincide que a ambos partidos no los pude ver y, en cambio, los pude escuchar por W Radio, con una bajísima señal que sólo me permitía disfrutar los momentos más abruptos en la transparente voz de Jorge Che Ventura. Escuché sus críticas a una actitud displiscente de Osvaldo Sánchez en el primer gol; su grito gutural, con la garganta amarrada, cuando Lionel Messi dibujaba un golazo picado, que nació por la banda derecha, cruzó a un defensa y levantó el balón, como solo el viento lo hace con las hojas o las cosas muertas. El tercer gol fue un penalti, cobrado, según las palabras del Che, "magistralmente" por Juan Román Riquelme, que tiene un guante blanco y un rifle de precisión en ambas piernas. Lo divertido de escuchar el fútbol por la radio es que no tienes a un trío o cuarteto de ineptos, que se sienten sabios del fútbol y sólo, qué pena, lastiman la palabra. Espero que el próximo México vs Argentina lo pueda escuchar por la radio, pero que, ahora sí, se les pueda pintar la cara a los boludos.
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